Capítulo 6 - Correrías

08.12.2019

(Salto del Tequendama y Bogotá) 

Disponible en Audiolibro

Correrías, define como un viaje corto por diversos sitios después del cual se retorna al lugar donde se reside. Dentro del viaje de Röthlisberger a Colombia, las correrías fueron parte importante de su estadía, pues el aprovechaba sus vacaciones o puentes festivos para viajar a algún lugar "cercano" a la ciudad de Bogotá. Este capítulo narra sus correrías por la sabana de Bogotá, parte del rio magdalena, y parte del Tolima.

Sus primera aventuras recorriendo el altiplano empezaron por las zonas mas cercanas a la ciudad. Lugares como los cerros de Guadalupe y de Monserrate, el Boquerón, el cerro de La Peña y el Salto del Tequendama, al cual no deja de dedicarle elogios por su magnificencia y belleza, eran visita obligatoria no solo para el sino para casi todo extranjero que llegara a la ciudad. Ya habiendo conocido casi toda la sabana de Bogotá y aburrido de su monotonía ,Röthlisberger expandió su búsqueda de lugares más hacia el sur y el norte de la cordillera. Entre los primeros y por el cual paso en su llegada y al cual volvería a visitar fue el pueblo de Fontibón, el cual describe como la despensa que abastece la capital, un pueblo lleno de fincas con gallardos mayordomos o pequeños terratenientes que, curtidos por el sol, trabajaban todo el día todos los días para vender sus productos en Bogotá.

Mas abajo, en dirección a Honda, se encuentra el pueblo de Zipa, y aún más abajo, Subachoque, donde se encontraba una fundición. Al norte de Bogotá se encontraba Chapinero, un pueblo de pequeñas villas donde los bogotanos ricos pasaban temporadas en el campo. Aun mas al norte, a cuatro horas en carruaje desde Bogotá quedaba el pueblo de Zipaquirá, donde se extrae una de las sales mas puras que Röthlisberger haya visto en su vida. Al respecto del pueblo, su limpieza, hermosos hospitales y cementerios y la ciudad en si eran muy pintorescas, mejor que el promedio colombiano de la época.

En 1882, en sus primeras vacaciones, Röthlisberger decidió recorrer el valle del Magdalena al sur del altiplano, pasando primero por el pueblo de La Mesa, donde ya sentía un poco mas el calor y donde la cantidad de mulas que entran y salen se calculaba por millares. La Mesa se caracterizaba por ser un valle muy fértil donde la caña era producto insignia. El siguiente pueblo en su recorrido fue Anapoima, ya a 678 metros sobre el nivel del amar. Mas abajo, cruzando una tarabita se llegaba a Tocaima, a 508 metro sobre el nivel del mar. Este pueblo era el preferido por las familias bogotanas para ir a descasar y bañarse en piscinas o los ríos.

Agua de dios fue otra parada de su viaje, lugar en donde se encerraban a los leprosos y enfermos para que no tuvieran contacto con el exterior y no propagasen su enfermedad. Tocaima y Girardot fueron las ultimas paradas cruzando el inmenso Valle del Magdalena antes de llegar a su destino final, el pueblo de Ibagué, lleno de Ceibas y Cauchos de dotaban de sombra en los días calurosos. No fueron recibidos de manera muy hospitalaria, aun ofreciéndoles dinero, explicado para Röthlisberger por la desconfianza generada después de tantas revoluciones en la zona.

Su estadía en Ibagué fue corte, ya que el compañero de viaje de Röthlisberger, Camacho Roldan, tuvo que volver de urgencia a Bogotá debido al fallecimiento del presidente de la república, el doctor Zaldúa. Ya acostumbrados y bien recibidos, les toco despedirse de mala gana y partir de nuevo

© 2019. Bogotá. Morales - Ramírez - Torres 
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